¿Que ese día, a la toma de posesión de Tomás Estrada Palma como primer Presidente de Cuba no se invitó a ninguna mujer —ni siquiera a Genoveva Guardiola, la esposa del mandatario— porque la recién aprobada Constitución de 1901 no les reconocía derechos políticos a las féminas y, por tanto, se les excluyó del protocolo?
¿Sabía que, pese a la retirada de las tropas de intervención de Estados Unidos, que salieron de la Isla ese mismo día, quedaron tres compañías del Ejército de ese país que entrenarían a artilleros cubanos y custodiarían las fortalezas?